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La “tormenta” inflacionaria – Los precios en el mes de Junio

 

 

 

 

 

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el INDEC creció durante el mes de junio un 3.7 % en relación al pasado mes de mayo.

 

Con esa cifra, en los primeros 6 meses del año el crecimiento ha sido del 16 %, lo cual equivale a un promedio mensual de 2.5 %. Ahora bien, si anualizamos esa cifra, es decir, la proyectamos para todo el año, lo que implica suponer que la inflación del segundo semestre será similar al del primero, nos da un porcentaje que llega al 34.5 %.

 

La evolución del IPC en los últimos 12 meses, es decir entre junio 2018 y junio 2017 fue del 29.5 %. Es interesante destacar que la “nueva metodología de cálculo” del INDEC distingue precios de productos estacionales, precios regulados e inflación núcleo.

 

Tomando estas divisiones puede observarse que en los últimos doce meses los precios regulados, básicamente tarifas de servicios públicos y otros servicios que necesitan de autorización oficial para su modificación, se incrementaron en un 41.2 %, muy por encima del nivel general, lo cual estaría indicando que la causa principal de la inflación en el último año ha sido generada por decisiones del propio gobierno.

 

También esa “nueva metodología de cálculo” incluye el registro y la evolución de los precios de diferentes productos, en general de consumo masivo, alimentos, bebidas y artículos de higiene personal. Una cuestión controvertida ya que esos valores son promedios de precios tomados en diferente tipo de negocios o establecimientos y en distintas localidades de las diferentes regiones en que se divide el índice nacional. Eso quiere decir que en realidad esos precios no existen, no están detrás de un mostrador o en una góndola. Pero son un dato estadístico y que en este caso sirve para el análisis de los efectos de la política gubernamental sobre los precios de ciertos bienes y desde ahí ver el impacto en el poder adquisitivo de los salarios, de las jubilaciones y de las asignaciones de carácter social.  Los productos que más subieron de precios en el mes de junio, en relación al mes anterior, fueron: pan francés (10.8 %), harina de trigo (25.8 %), fideos secos (7.6 %), carne picada (8.4 %), paleta (7.9%), aceite de girasol (11.8 %) y yerba mate (6.3%), entre otros. No tomamos los casos de frutas y verduras, donde hay incrementos muy significativos, pero al tratarse de productos estacionales, sus variaciones muchas veces están relacionadas con problemas climáticos y de abastecimientos, o periodos de cosechas. Como puede verse los mayores aumentos de precios se han producido en bienes esenciales de consumo masivo y básico que afectan directamente a la mayoría de la población pero particularmente a los sectores de menores ingresos.

 

Ahora bien, si se toma la evolución anual de algunos de estos precios resultan más preocupantes los datos que revelan, ya que el crecimiento de los precios presenta la siguientes cifras: pan francés 42.8 %; harina de trigo 96.7 %; fideos secos 41.2 %; carne picada 25.2 %; aceite de girasol 38.4 % y yerba mate 34.1 %.

 

 

La inflación mayorista

 

Por el lado de los precios mayoristas, las subas han sido significativamente más altas. El Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) creció en el mes de junio un 6.5 %, como consecuencia de un aumento del 6.2 % de los Productos Nacionales y un 10.9 % de los Productos Importados, estos últimos influidos por la fuerte devaluación de la moneda nacional. En lo que va del año, primeros seis meses, la inflación acumulada por el IPIM totaliza un 30.3 que equivale a un promedio mensual del 4.5 %, el cual anualizado significaría un incremento del 69.8 %. Esto quiere decir que si en el segundo semestre del año los precios mayoristas tuvieran un crecimiento similar al de estos seis primeros meses la inflación registrada por este índice sería de casi el 70 %.

 

Además, en los últimos 12 meses el crecimiento de este indicador ha sido del 44.1 %. Si se desagrega el nivel general puede observarse que los productos del sector primario aumentaron un 58.7 % en el último año y que dentro de ellos los provenientes del sector agropecuario crecieron un 35.5 % y los correspondientes a petróleo y gas nada menos que 84.9 %.

 

Estas diferencias entre ambos indicadores (IPC – IPIM) no quieren decir de ningún modo que el aumento en los precios mayoristas habrá de trasladarse en forma directa a los precios minoristas, ya que se trata de diferentes índices, con distintos componentes y con metodologías también diferentes. Lo que sí revelan es la persistencia de la inflación en un nivel muy alto como no se veía desde hace muchos años y que las medidas implementadas por el gobierno nacional, lejos de apaciguarla parecen, por el contrario, alimentarla.  

 

Informes de algunas consultoras han revelado estos días que diversas empresas manifiestan no haber ajustado totalmente sus precios en relación al incremento de costos como consecuencia de la fuerte devaluación del peso desde el mes de marzo. Si a ello le agregamos que en el caso del índice mayorista los precios agropecuarios no parecieran tampoco haber registrado la total influencia de la devaluación, puede esperarse que el ritmo inflacionario, lejos de ceder como publicita el gobierno nacional habrá de mantenerse en tasas de crecimiento similares a las que se vienen registrando.

 

Como ocurre en situaciones de crecimiento explosivo de la inflación los perjudicados resultan aquellos sectores que tienen mayores dificultades para ajustar sus precios o sus ingresos: asalariados, jubilados, titulares de asignaciones sociales, por un lado, y también pequeños productores y prestadores de servicios de tipo personal, por otro.  

 

Frente a las cifras expuestas, aún aquellos gremios que pudieron resolver sus paritarias con incrementos considerables, caso camioneros y bancarios entre otros, quedarán retrasados en sus niveles salariales. Ello demuestra también que la política de ajuste del gobierno nacional y las medidas acordadas con el FMI están recayendo ahora y seguirán impactando en los meses por venir, de no mediar modificaciones, en los sectores populares, lo cual hace prever no sólo el agravamiento de la situación social sino también la conflictividad.

 

 

Américo García

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